Estuve detenido, ausente, hasta comenzar un camino de transformación. He comprendido que soy parte de la naturaleza de quien tomo su lenguaje y a la vez me convierto en su vocero. Soy la naturaleza viéndose a si misma, comprendiendose y expresándose.
La propia transformación es en cierto modo dolorosa, porque dejo de ser el que era, aunque ya era sin saber el que soy. Por otro lado hay un sentimiento de ternura porque me convierto, me asumo, como algo distinto.
No quiero cambiar. Contemplo en silencio.
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