Saturday, January 27, 2007

Internet para Urologos

INTERNET PARA UROLOGOS

Introducción: "Internet: ¿para que? ¿por que? Mitos y utilidades reales. Restricciones de Internet"
Pablo Mingote



La Información: Uno de los fenómenos del fin del siglo XX (está de moda decirlo así) es la dinamización y complejización de los Conocimientos Médicos y el acortamiento progresivo del reciclamiento de los mismos, de lo que se deduce que la actualización es una obligación permanente del profesional médico, en este caso de los urólogos.

Paralelamente la tradicional metodología de acercamiento a la Información ha sido revolucionada por los avances en la misma Teoría de la Información y en la Tecnología disponible. Lo que antes era un largo proceso de recuperación de información ha sido reemplazada por una oferta hiper dimensionada de la misma, causando el efecto contrario que es la desinformación. Algunos de los puntos que contribuyen a ello son el volumen, la no clasificación y la no validación de la Información, amén de distorsiones provocadas por intereses comerciales subyacentes.

El Conocimiento: Siguiendo el modelo postmodernista del hombre “light” (esto también me dijeron que suena bien en una conferencia) pareciera que es a la moda estar informado y mejor si se usa para ello el último artilugio tecnológico. Sin embargo nuestra responsabilidad como profesionales médicos nos debe hacer pensar en este punto. La Información de por sí no tiene un importante valor intrínseco, sino que su transformación en Conocimiento práctico y aplicable al accionar diario en procura de dar una mejor opción de vida a nuestros pacientes y a la población en general, es lo que la coloca en un foco de interés prioritario para los urólogos.

La Teoría y Técnica de la Información vienen en nuestra ayuda haciéndonos ver que el proceso de convertir el diamante en bruto de la Información, tal como se recibe, debe llevar implícito una acción de análisis, jerarquización y validación de la misma.

El Análisis de la Información es el desarrollo de nuestra capacidad crítica para discernir entre lo útil y lo superfluo o no importante, de ver la diferencia entre cambios cuantitativos y cambios cualitativos de un conocimiento previo, en definitiva erigirnos como seres pensantes y criteriosos, con responsabilidad profesional ante las circunstancias actuales.

A continuación la Jerarquización permite ordenar en un rango de valores la Información, y haciendo uso de la economía de tiempo y esfuerzos dedicarnos a aquello que signifique una real aplicación útil a nuestro accionar médico cotidiano. Esto no excluye el no tomar conocimiento de elementos sofisticados, dado que siempre en ellos, por similitud puede haber principios relacionados a otros temas menos complejos. Lo nuevo no siempre es lo mejor, y rápidamente será “lo viejo”, pero no desperdiciemos los contenidos tras la superficie.

Finalmente debemos considerar la Validación de la Información, que actúa durante los dos niveles precedentes. En ella ponemos una ponderación de la exactitud, origen y mecanismos de elaboración de la Información suministrada.

Llamará la atención el porque se mencionan estos temas en un curso que se supone técnico para el uso de Internet. Sin embargo, y a pesar de ser uno de los instrumentos más útiles que hoy poseemos para la Información, debe establecerse una clara diferencia entre capacidad tecnológica y capacidad de raciocinio. Las cada vez más sofisticadas máquinas y los brillantes medios de comunicación, deben ser instrumentos al servicio del médico y al desarrollo de su objetivo fundamental, antes mencionado.

La Informática Médica: la misma incluye, sin querer ensayar una definición, desde las técnicas de la obtención, jerarquización, manejo y análisis de la Información, hasta las tecnologías que debemos aplicar para cada uno de los pasos del proceso de convertirla en un elemento útil a nuestro arte/ciencia de profesionales en el área urológica.

Al respecto es interesante dar a luz el descubrimiento de una nueva enfermedad denominada el Síndrome de Frankestein, o sea el temor que el avance tecnológico nos deshumanice y nos saque el supuesto control sobre nuestra existencia. Las tecnologías de por sí no son buenas ni malas, sino que es el Hombre el que las utiliza para uno u otro fin; por ende lo peligroso es el mismo ser humano y no el instrumento que utiliza. Uno de los síntomas del referido Síndrome es el resultante de una reacción inmunológica frente a las máquinas, provocando un rechazo hacia ellas y evitando tenazmente su uso.

Si le vemos en perspectiva nos hemos adecuado a diversas tecnologías en el transcurso de nuestras vidas, y algunas francamente superfluas, pero si tenemos en cuenta la necesidad de nuestro desarrollo profesional, debemos poner foco de atención y empeño en esta materia. De todos modos hay un truco en esto. Es posible aprender paulatina y gradualmente, guiándose por nuestra intuición y por el método de prueba / error. Los principios básicos de funcionamiento son los mismos y se repiten, y siempre en pantalla están disponibles las opciones de elección. No considero siquiera necesario explicar el uso del mouse (ratón), aún considerando el handicap negativo de habernos recibido de médicos. A modo de aporte incluimos al final un “Curso Superior de Informática” para el esclarecimiento del tema.

Internet: La famosa “Red de Redes” (World Wide Web, WWW) es hoy una de las más fabulosas fuentes de información comercial y general del mundo. Los Medios y el cine se han encargado de darle una dimensión casi mítica (mi asesor de imagen me aconsejo que no dejara de mencionar los Grandes Mitos del Siglo XX), con la teórica oferta del mundo en sus manos desde la comodidad de su hogar u oficina.

El Dr. Jadad expresa que el rápido crecimiento de Internet ha disparado una revolución en la Información de imprecedente magnitud. Por fuera de los obvios beneficios, el incremento de la disponibilidad de la Información puede también resultar en varios efectos potencialmente dañinos, tanto para los pacientes como para los profesionales médicos, si no se usa apropiadamente (1).


Un editorial de The Lancet menciona en el año 1997 sobre la existencia de 4 millones de sitios Web (2), y esto ha seguido creciendo exponencialmente. Sumado a ello, los Buscadores (Search Engines) solamente logran clasificar el 20 % de los sitios Web disponibles. De todos modos, aun desorganizada, la oferta de información es importante y posible de utilizar.

El buscar y encontrar la información es sólo el punto inicial, después del cual debemos por nosotros mismos elegir los recursos apropiados para guiar nuestras decisiones. Juzgar cuando una información es aplicable y creíble puede presentar un mayor desafío que el hecho mismo de encontrarla (1).

En los albores del surgimiento de la Web se editorializó ampliamente en las revistas médicas sobre las capacidades y oportunidades que la misma ofrecería a la comunidad médica (3) (4). Con el correr del tiempo se comenzó a visualizar que la “Supercarretera de la Información” tenía aspectos específicos en el área médica que debían ser considerados. La Web carece de un control ya sea gubernamental o privado, lo que es muy oportuno para masificar la información, y se estableció que dicho control iría en contra del espíritu de esta nueva tecnología de las comunicaciones. Lo cual desde mi punto de vista es totalmente correcto. Pero en el área médica Internet muchas veces mas parece una conversación de cocktail que un arma para la efectiva comunicación y decisión (5).

Surge así la necesidad de elementos técnicos de validación de los lugares Web. El Canadian Cochrane Network and Centre, grupo que trabaja en el tema de la Medicina Basada en la Evidencia, propone una serie de criterios para la valoración en base a especificaciones sobre el curriculum de los autores y la atribución de la información suministrada, el origen de los fondos utilizados o tipo de presencia de empresas comerciales o instituciones particulares, las fechas en que la información ha sido colocada en la Web y cuando ha sido su última actualización (1) (5). Otros autores han propuesto escalas de validación sobre la base de la exactitud, comprensibilidad y objetividad de la información (6). Por su lado la Health On the Net Foundation también ha establecido cuestionarios de validación y ha efectuado mediciones sobre los resultados de la encuesta (7) (8). El mensaje es que quienes navegan por la Web mínimamente nos guiemos con estrictos criterios de evaluación del contexto, relevancia y utilidad de la información ofrecida, excluyendo superficiales evaluaciones sobre la base de la facilidad de encontrar el sitio Web o el material buscado dentro de él, o la forma de presentación o animación del mismo (9).

Como sus hábiles mentes adivinan la información científica médica en Internet, en su gran mayoría, no está organizada, jerarquizada ni validada. Hay por supuesto excepciones provenientes de organismos oficiales o fuentes de reconocimiento mundial. Sin embargo para la búsqueda sistemática de información específica no existe aún una clasificación por lenguaje controlado, como el que se utiliza en las bases de datos médicos, y los refinamientos de búsqueda son muy elementales, a pesar de poder utilizar conectores lógicos.

Por ello podemos afirmar que la primera fuente de información médica lo siguen constituyendo los libros y revistas de la especialidad (en papel o electrónicas), las bases de datos médicas tipo Medline de la NLM, con lenguaje controlado y múltiples opciones de refinamiento para realizar una correcta estrategia de búsqueda, sistemas como el OVID con recuperación documental de “full text”, etc. Internet es el perfecto complemento de esta primera información, siempre y cuando se conozcan sus virtudes y limitaciones, o al menos se sepa que estas existen. La utilización incorrecta de Internet lleva a la no utilización de su verdadero potencial. Se desperdician sus valores agregados como son la interacción con la Información, las posibilidades de comunicación con el ámbito científico mundial, el desarrollar acciones comunitarias de socialización de información sobre pacientes, el intercambio en línea con otros especialistas, la realización de discusiones u organización de trabajos o protocolos rompiendo las barreras de las distancias geográficas o del idioma, etc.

Es fundamental que al enfrentar la divertida pantalla del explorador de la Web se debe tener un planteo claro del sentido de la acción que se emprende. El “¿para qué?”, el “¿por qué?, las ventajas y restricciones de su uso, y los criterios de validación adecuados. Internet no es lo que pensamos que es, pero es en realidad mucho mas que lo esperado. Es una herramienta más en la técnica y tecnología de la obtención de la Información.

En definitiva tenemos a nuestro alcance un elemento extraordinario, y del que soy un fervoroso usuario, para desarrollarnos como profesionales y elevar aún mas el nivel de nuestra especialidad y de las sociedades en que nos agrupamos, siempre y cuando asignemos a esta herramienta el valor y utilización que le corresponde.

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Referencias Bibliográficas

1. Jadad A, Gagliardi A. Rating Health Information on the Internet: Navigating to Knowledge or to Babel? JAMA 1997;279(8):611-4.
2. Editorial. The web of information inequality. Lancet 1997;349(9068):1781
3. Kassirer J. The Next Transformation in the Delivery of Health Care. N Engl J Med 1995;332(1):52-4.
4. Lundberg G. One Multimedia Medical World. JAMA 1995;274(8):655
5. Silberg W, Lundberg G, Musachio R. assesing, Controlling and Assuring the Quality of medical Information on the Internet: Caveat Lector and Viewor-Let the Reader and Viewer Beware. JAMA 1997;277(15):1244-5.
6. Sachetti P, Zvara P, Plante M. The Internet and Patient Education - Resources and their reliability: Focus on a select urologic topics. Urology 1999;53(6):1117-20.
7. Health On the Net Foundation. Surveying the Internet Usage for medical/health purposes: March/April 1999. http:\\www.hon.ch\Survey\quest_internet.html . Posted 18-6-1999. Accessed 29-8-1999.
8.Boyer C, Baujard V, Scherrer JR, and Appel R. HON´s Third survey on the usage of the Internet for medical & health Internet purposes. http:\\www.hon.ch\Library\papers\Conferences\mednet_survey_mai98.html Posted 9-11-1998. Accessed 29-8-1999.
9.Wyatt J. Commentary: Measuring quality and impact of the world wide web. BMJ 1997;314(7098):1879-81.

1 comment:

Dr.Julio C Urióstegui C said...

Hola Dr Pablo, yo diariamente utilizo el Internet, para estudiar.
felicidades por su Blog !!
saludos desde México